51. Day Tripper

Finalmente con una serie de pedidos de mi hermana, y argumentos de nula solidez por parte de mi primo (como «el que no va a salto es puto»), me incliné por el casamiento. Llegué el viernes como a las 10 de la noche a mi casa, me bañé, y saqué mi hermoso traje negro del placard. Camisa, corbata, zapatos, una muda de ropa para cambiarme después, y no mucho más. Así que como a la 1 de la mañana me acosté, esperando dormir un poco antes que Nicolás, mi primo, me pasara a buscar.

Impuntual como siempre, Nico llegó a eso de las 6 de la mañana; por más que habíamos pseudo planificado salir a las 4. Detalles. Cargamos todo en el autito verde esperanza y arrancamos. 3 cuadras después paramos: era necesario poner nafta. Lavamos los vidrios, inflamos las gomas, cargamos nafta, y arrancamos. 5 minutos después volvimos a parar: che, ¿y si compramos unos bizcochos para el camino? No estoy seguro, pero creo que invertimos medio tanque de nafta buscando una panadería abierta a esa hora, al punto que terminamos comprándolos en la misma estación donde habíamos cargado nafta al principio. Finalmente, cerca de las 7 de la mañana estábamos en la carretera como dios manda.

Como mi hermana no tiene libreta de conducir, nos dividimos los tramos con Nico, mientras que mi hermana ejercía su puesto de copilota. Salvo en algunos momentos donde fue insultada con toda razón, tengo que decir que la selección musical estuvo casi que acorde: algo de punchi punchi (cómo me gusta la versión remixada de Shimauta), algo de Elvis, algo de los 4 fantásticos, algo de La Vela, un poco de punk… bien de bien. Paramos en algún parador en el medio de la nada a tomar jugo de naranja, coca cola y estirar las piernas, y encaramos el último tramo al grito de «tooooca buitres y el cielo puede esperar».

Cerca de la 1 de la tarde llegamos a Salto, lo cual representaba toda una aventura porque… bueno, digamos que no había carteles que dijeran «casa de los parientes que vienen a visitar – 1km». Así que algunas llamadas telefónicas después, encontramos la bendita casa. Saludos varios, muchos «hay qué grande que estás», algunos «pensar que la última vez que te ví eras así», y muy pocos tirones de los cachetes: ya no tenemos 13 años. No había muchas ganas de almorzar, y además el calor salteño digamos que te quita las ganas de todo, así que cuando las anfitrionas fueron a rendirle honores a Morfeo, nosotros salimos a saludar al resto de la familia, en especial a la que se casaba.

Demasiado calor hace en Salto, pero en la tierras de las naranjas eternas es imposible sentirse mal. Cuando llegamos, el ritual de saludos se repitió más o menos igual. Nos sentamos un momento a hablar, hasta que con Lucía -la futura esposa con sus malditos 21 años- nos encontramos en la cocina. Tres comentarios boludos (no sé, supongamos que hace unos… 8 años que no la veía) y después me tiró:

– Viste, te dije que te iba a ganar. Yo cumplo mi palabra.

Para cualquiera no tiene sentido la frase. Pero es que la historia es así: hace aproximadamente 8 años mi hermana festejaba su cumpleaños de 15. Vals, bicho bicho de Los Fatales, y fotos con parientes que después emigraron. Entre estos parientes -aunque no emigraron- estaba Lucía y su familia, obviamente. Ella, una purreta de apenas 13 años, me sacó a bailar más de una vez, en las que conversamos de varias cosas. En una me preguntó si tenía pareja, y le dije que no.

– Pero tengo claro con quién me voy a casar. Con ella – y señalé a Lorena, que bailaba con un vestido que dejaba toda su espalda -y su tatuaje- descubierta.
– ¿En serio? Bueno, espero que me invites. Igual te prometo que yo me caso antes.
– Jajaja… bueno, espero que me invites también.

Maldita pendeja. 8 años después se viene a acordar de una promesa vacía en un cumpleaños de 15. La buena memoria debería estar prohida. O por lo menos perseguida.

6 Respuestas a “51. Day Tripper

  1. Si te sirve de consuelo, yo te prometo que nunca me voy a casar.

    Je!

  2. Jajaja… bueno, no sé si tanto. Mientras que me invites está todo bien : )

  3. Me gustó la idea del cartelito que diga “casa de los parientes que vienen a visitar – 1km” Me recuerda a mis viajes a Nueva Helvecia (¿se escribe así?) en donde el 99.99 de las casas de familia cuentan con un escribano… No sé por qué, nonsense, nonsense. Lo mío es puro nonsense.

    Besos y oximorones. Jajaja

  4. prometele que se va a divorciar antes también 😛

  5. Iba a hacer otro comentario pero después pensé que mejor no, que te voy a acaparar el blog.
    Te cuento que hoy hice algo que nunca había hecho antes: escribí en la puerta del baño de un pub. Soy re heavy.

    Cheerios.

  6. la gente con memoria es peligrosa, a veces…

    21???? madre mía!

    «bicho bicho de los fatales» –> JAAAAAAAAAA

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